miércoles, 28 de marzo de 2012

Una vida ¿perfecta?


 

Conformarse. Realmente hay personas que se conforman o simplemente se resignan? Acaso existe esa perfección que casi todo el mundo busca? Y, si existe, acaso no es más que puro subjetivismo? Todos deseamos el trabajo perfecto, la familia perfecta, unos amigos perfectos, y por qué no decirlo, el amor perfecto... Pero quizás, y digo sólo quizás, porque me han educado en una cultura bajo algunos lemas como: "la esperanza es lo último que se pierde", se pueda encontrar aquello que se busca exasperadamente a pesar de que gane por aplastante mayoría aquello de ¡nada es perfecto! Será que en lugar de la esperanza es la ilusión por un devenir deseado lo que realmente es lo último que se pierde? Preguntas como éstas mil, respuestas, como siempre, millones. Aunque ninguna lo suficientemente convincente y arropadora como para ser la única. Tal vez lo necesario ante cientos de anomalías que subyacen en el paradigma cultural de occidente sea una revolución mental y posterior cambio de paradigma, el problema es que el ser humano se caracteriza entre otras cosas por ser imperfecto y eso no hay paradigma que lo solucione. Se añade que además no hay forma alguna de establecer si las ganancias superan a las pérdidas en el cambio de paradigma, de cualquier modo, lo que si tengo claro es que siento encarecidamente el destrozo que he llevado a cabo en estas líneas con mi manera de utilizar la teoría sobre las revoluciones científicas de Thomas Kuhn. 


La pregunta es: ¿Porque la imperfección busca y tiende irremediablemente a buscar la perfección? Es posible que sea por eso de que los polos opuestos se atraen, o tal vez esto solo sea una excusa, un lema de esos que nos dirigen a un abismo de incertidumbre de más. Por el momento, hay algo seguro, a nadie le atrae la idea de conformarse con lo que tiene si quiere más, y esa es la razón por la que se lucha día a día por cumplir metas, objetivos, sueños y deseos. Puede que Schopenhauer tuviera razón en aquello de que el deseo, la voluntad de vivir, provoca sufrimiento, pero entonces ese sufrimiento para todos los que desean vivir ¿es perfecto?  


¿Es algo irracional creer que la perfección reside en la imperfección de la vida? O simplemente esta creencia es una manera dulce de conformarse? Como siempre las posibilidades infinitas de respuesta abruman y desbordan, pero acaso ¿no es posible que la vida sea un camino en el que para seguir adelante se requieran de preguntas sin respuestas o que esas respuestas se las pueda tan sólo dar uno mismo durante el dichoso camino? Finalmente, una de mis respuestas es que la vida y la búsqueda de lo mejor para ella es como un libro ¿perfecto?, del que conoces los porqués a medida que te acercas al final y te vas haciendo cada vez más consciente de que la gran parte de las respuestas las encuentras con la magnífica herramienta vital de la interpretación. Y, entonces, llego al desenlace nada concluyente de estas líneas; si como hemos dicho y supuesto el ser humano es imperfecto, ¿no está abocado implícitamente a hacer interpretaciones imperfectas? Quizás, y repito, solo quizás, la vida sea perfecta pero la imperfección que nos hace ser nosotros sea, a su vez, la culpable de no permitirnos romper el último velo que, aunque ahora entrevemos, no nos deja contemplar lucidamente lo perfecto que es todo. Lanzo una última pregunta a interpretar a riesgo de que parezca que he perdido el norte; ¿no será que la ansiada perfección que buscamos sin pausa se encuentra delante de nosotros mismos, es decir, que nuestra perfección se aloja en la imperfección que nos define? 



lunes, 12 de marzo de 2012

Bailando la vida a mi ritmo

Comienzo mis pasos viendo rasgos de infelicidad,
crezco y entiendo que en casa no hay complicidad,
todos con ella, él solo en la barra de un bar
acompañado de una botella y nadie con quien hablar.

Creé una coraza, pues me dolía el corazón,
si las historias se repiten tengo claro que esta no.
Es mi turno, sé que puedo y romperé
con el interminable drama que acompaña a una mujer.
Me quieres? Pues respetame.

No tengo nada que temer,
sola en mi cuarto, solo miedo a envejecer,
al instante en el que deje de ser,
al día en que se esfume hasta el olor de mi perfume
y a que mi último pensamiento sea solo una costumbre.

Quieres invitarme de nuevo al baile?
Quieres volver a seducirme?
 Lo siento pero No, si tienes hambre come con tus manos,
mientras yo, sola seguiré bailando.

Me acuerdo de aquella mirada que decía 'ya caerás',
vi en ti que creías que volvería,
me asaltó un rotundo 'dentro de mil eras,
cuando mujeres y hombres solo seamos viejas quimeras'.

Tu destino, gastarte el sueldo en bares de carretera,
el mío, ser una mujer libre
que con hombres como tu no se va de cena.

Soy lo que soy por todo lo que he pasado,
y una parte del desconsuelo que me hizo aprender
te la debo a ti, pero no hay rencor, desde hace meses
solo queda un irrepetible adiós.

Cierro ante tus dudas una etapa pasada
y sin lágrimas en la cara tiro la llave al mar,
no volverás nunca más, al menos no a mi cama.
Hace tiempo que no estás ni en el hoy ni en el mañana.
Algo en mi ha cambiado,
he superado los obstáculos que yo sola me he creado
por no creer en mi,
he sufrido el dolor de sentir frío y necesitar calor,
pero eso ya se ha acabado.

Hace tiempo ya que no creo en la media naranja,
no me hace falta nadie para estar completa
y defenderé esto a ultranza,
ahora es una convicción y no una mera esperanza.

Creo en el sexo con encanto,
cuando un grito de placer
se eleva al mejor canto.

Sigo creyendo en el amor,
pero hoy soy solo yo,
para volver a vivir un nosotros todavía me queda tiempo.

No tengo prisa, mas si en la cara una sonrisa
y esta poesia para cálidas noches y
tus mañanas más frías.